El libro de Gordito el Chocolatero reúne las aventuras de un pobre chaval, que viaja alrededor del globo, en una vieja furgoneta, abasteciendo de chocolate a la tripulación del barco más glamuroso y disparatado que jamás haya surcado los mares del planeta.
Gordito el chocolatero es la historia de un pobre chaval. Un chaval desorientado que no hacía nada en la vida. Regentaba un bar con más pena que gloria. Un bar de mierda, un bar oscuro y maloliente dónde la gente, entre ellos yo, íbamos a tomar el café porque valía 60 céntimos.
Esta es la historia de cómo se me ablandó el corazón y acabé por proponerle un negocio. El negocio era tan loco que ni tan siquiera se me pasó por la cabeza que dijera que si, solo lo hice para echarle una mano. Y fue así como Gordito el Chocolatero de la noche a la mañana se convirtió en algo así como “abastecedor oficial de chocolate a la taza del buque más glamuroso que jamás haya surcado los mares” del cual yo acababa de formar parte por una carambola maravillosa.
Por mucha pomposidad de su título, su día a día era una puta mierda: miles y miles de kilómetros de asfalto por delante, en Texas, Oslo, Gobi, Madagascar o Ushuaia. Y siempre con la angustia de no llegar a tiempo para servir el chocolate al punto.
En el dolce far niente de las travesías conocimos a Churly y a Max, los delfines más cabrones del hemisferio sur, que hicieron la vida imposible al Gordito. Sin olvidar al Náufrago y al Polizón, que aunque los llevábamos en el bote de popa, nos daban la noches con sus filosofía barata.
Yo formé parte de esa tripulación y viví muy intensamente esos días, por eso ahora he decidido publicar todas esas historias en formato cómic.